|  |  |  |  |  | Semblanza de Carlos 
        Graef. Por: 
        Alberto Barajas. Nota 
        de Redacción Una 
        vez que decidimos que parte de este número estuviera dedicado al 
        Dr. Carlos Graef, pensamos que nadie más adecuado que su amigo 
        y compañero el Dr. Alberto Barajas podría hacer una semblanza 
        del Dr. Graef. Sin embargo, no fuimos los primeros en pensarlo. Cuando 
        nos acercamos a pedirsela nos dijo que ya había hecho una, en vida 
        del Dr. Graef, y que no cambiaría mucho el contenido si hiciera 
        otra. Por lo cual con mucho gusto reescribimos esta semblanza. 
 Para 
        practicar el arte de la frustración no conozco mejor ejercicio 
        que tratar de describir a Graef. Cuando el doctor Renero me invitó 
        a escribir una semblanza del famoso universitario mi reacción instintiva 
        fue negarme enérgicamente; no llegué a hacerlo porque creo 
        que nadie ha tenido el privilegio, como yo, de verlo en acción 
        durante tantos años y tan cercanamente. Graef ha sido un espectáculo 
        que he disfrutado, observando, analizando y tratado inútilmente 
        de explicarme. Me sigue causando la misma sorpresa que la primera vez 
        que lo oí, hace cincuenta años, disertando sobre la teoría 
        de los números en la Academia de Ciencias Antonio Alzate. Dotado 
        de pulmones poderosos, sus órganos de fonación parecen prolongación 
        directa de su mente. El don de convertir pensamientos claros en palabras 
        claras, fáciles de escuchar y de entender, lo ha caracterizado 
        desde su adolescencia como un expositor insuperable. "¿No 
        cree usted que Carlos fue una estrella del simposio?", me preguntó 
        el gran matemático George David Birkhoff al terminar el congreso 
        que se realizó para inaugurar el Observatorio Astrofísico 
        de Tonantzintla. "Sin la menor duda", asentí. Recuerdo 
        que las personas que se habían comprometido con el director Luis 
        Enrique Erro a traducir los trabajos científicos extranjeros por 
        alguna razón no llegaron a tiempo. Erro le pidió a Graef 
        que lo ayudara en la emergencia encargándose de la traducción. 
        Habló en Inglés el primer conferenciante y Graef lo escuchó 
        atentamente sin interrumpirlo. Al terminar la exposición hizo una 
        síntesis muy precisa del trabajo, subrayó las conclusiones 
        más interesantes, intercaló comentarios ingeniosos y amplió 
        explicaciones sobre gráficas y diagramas. Al 
        cabo de algunas horas de esta manera ineperada de traducir, el doctor 
        Harlow Shapley, no pudo contenerse e interrumpió la sesión 
        para decir: "Estamos asombrados de la transformación que sufre 
        un trabajo cuando Graef lo vierte al español. Se vuelve más 
        brillante y más comprensible; como si el traductor conociera el 
        artículo mejor que el autor". Birkhoff, 
        impresionado por el talento de Graef, aceptó con gusto la invitación 
        que le hizo el Instituto de Matemáticas para venir a trabajar en 
        1943. Guiados por él, Roberto Vázquez y Francisco Zubieta 
        construyeron el primer continuo lineal y homogéneo que se conoce, 
        además del e los reales; con Javier Barros Sierra intentó 
        un nuevo camino en geometría diferencial, partiendo de propiedades 
        globales; con Graef y conmigo trabajó en la teoría de la 
        gravitación que había presentado en México en 1942, 
        Nuevamente lo sorprendió Graef al resolver el difícil problema 
        de los dos cuerpos en dicha teoría. Seguramente pensando en esta 
        hazaña Birkhoff se refería a mi ilustre amigo como el " 
        poderoso matemático Carlos Graef". También la explicación 
        que do Graef de la curvatura de los rayos luminosos y del corrimiento 
        hacia el rojo de las rayas espectrales le pareció a Birkhoff preferible 
        a la que él presentó originalmente. Entusiasmado Birkhoff 
        con el éxito de su visita a México, invitó a Graef 
        como profesor de relatividad y gravitación a la Universidad de 
        Harvard. El curso fue un gran éxito. Los 
        adjetivos, ¿verdad Borges?, suponen experiencias compartidas. La 
        palabra amarillo es un misterio para quien no ha visto nunca una moneda 
        de oro o crepúsculo. Decir que Graef es notable por su inteligencia, 
        su generosidad, su simpatía, su energía vital, corre el 
        peligro de simplificarlo a mero ejemplo del favoritismo de los dioses. 
        No fue seguramente para consentirlo que lo eligieron las deidades, sino 
        para que realizara en México una tarea que requería de pasión 
        científica, fuerza intelectual, lucidez y fervor nacional en dosis 
        extraordinarias. La vida es un hecho misterioso que se debe al azar, al 
        destino y al carácter. El acontecimiento Graef no se puede decir 
        en pocas palabras y en espacio mínimo. Es necesario algún 
        esfuerzo para situarse en el punto de vista que permita ver la realidad 
        que este genio ha sido; pertenece a los creadores de nuevos cauces donde 
        corre más libremente la vida humana. Innovador de nacimiento, ha 
        sido original sin proponérselo. Campeón estudiantil de tres 
        mil metros planos, valiente clavadista, resistente remero, sorprendía 
        a sus alumnos compitiendo con ellos en la barra fija que alguna vez se 
        instaló en el patio de la preparatoria. Lector incansable y paciente 
        caminante, su curiosidad lo ha llevado por todos los libros y por todos 
        los caminos. Matemático, físico, filósofo, dectectives, 
        franciscanos del siglo XVI, ladrones de tumbas egipcias, escritoras de 
        tenue virtud, han enriquecido su imaginación y pulido su espíritu. 
        Pocos músicos, creo. Parece que su sentido plástico es mucho 
        mayor que el musical. Mexicano rubio, se han mezclado en su sangre las 
        más improbables características que le trasmitieran Gudelia 
        Fernández Espinosa y Carlos Graef Ziehl. Graef 
        significa una nueva época, una filosofía de la vida, una 
        forma de la alegría, una nueva actitud mental ante la ciencia. 
        Creo que la idea de las generaciones, oleadas de la humanidad cada quince 
        años, nos ayuda a situarlo. Sotero Prieto es indudablemente el 
        maestro al que se debe el desarrollo moderno de las matemáticas 
        y la física. Sotero pertenece a la generación de Antonio 
        Caso, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Diego Rivera. Quince años 
        más jóvenes aparecen en literatura y filosofía, los 
        integrantes del grupo contemporáneos, con José Gorostiza, 
        Salvador Novo, Jaime Torres Bodet, Samuel Ramos, Jorge Cuesta... y en 
        matemáticas Alfonso Nápoles Gándara, Manuel Sandoval 
        Vallarta, Mariano Hernández, Antonio Suáres. Quince años 
        después surge Carlos Graef. Son sus contemporáneos Nabor 
        Carrillo, Alberto Barajas, Ernesto Rivera, Bruno Mascanzoni, Miguel Urquijo, 
        y literatos y sociólogos como Octavio Paz, Fernando Benítez, 
        Arturo Arnáiz, José Ityrriaga, Leopoldo Zea, Jorge Carrión. Aunque 
        estudian matemáticas superiores, Carrillo, Rivera, Mascanzoni y 
        Urquijo no abandonan la ingeniería, a la que contribuyen de modo 
        muy importante. Graef, que había iniciado la carrera de ingeniero 
        petrolero con gran distinción, decide no continuarla para dedicarse 
        profesionalmente a las matemáticas. Para 
        Sotero era la ciencia todavía un producto que llegaba de Europa, 
        con algunas aportaciones de los americanos, pero muy distante todavía 
        de Mexíco. Sotero murió sin sospechar que cinco años 
        después de su muerte, en 1935, su discípulo Graef se doctoraría 
        en el Instituto Tecnológico de Massachusetts con un trabajo de 
        nivel internacional sobre las trayectorias periódicas de los rayos 
        cósmicos. Este trabajo, en opinión del famoso topólogo 
        Salomón Lefschetz, era notable por la manera tan original de atacar 
        un problema de ecuaciones diferenciales en tres dimenciones, hasta donde 
        él sabía, por primera vez. Un resultado principal, que todas 
        las trayectorias periódicas cortan al ecuador magnético, 
        quedó comprobado años mas tarde cuando se descubrieron las 
        bandas de Van Allen, los cinturones mortales de rayos cósmicos 
        que rodean a la Tierra, tn importantes para los astronautas. Insisto: 
        Los jóvenes estudiantes de la Facultad de Ciencias, que ahora ven 
        como lo más natural la posibilidad de conectarse a la investigación 
        internacional, no saben que esa seguridad se debe en buena parte a un 
        joven "que parecía embarcarse entero en la gracia de cada 
        hora", y que con risas escandalosas y trabajo inspirado y tenaz logró 
        aclarar un poco más el misterio de las temibles partículas 
        cargadas que nos bombardean sin descanso. Ya 
        desde mi clase de filosofía en la preparatoria sé que el 
        núcleo profundo e íntimo de nuestra personalidad es un niño, 
        "voluntarioso e indomesticable, que siempre espera lo absurdo", 
        y que sólo lo que este niño desea nos satisface por completo. 
        No se trata de una metáfora poética, sino de un hecho, del 
        que casi nadie quiere hablar. Ocultamos esa expectación pueril 
        de acontecimientos fantásticos que es el estímulo más 
        poderoso de nuestra existencia. Esta imperiosa potencia del espíritu, 
        que nos impulsa a realizar lo que aún no es, se transparenta en 
        Graef excepcionalmente; da ahí esa impresión universal de 
        muchacho travieso que siempre ha producido. Pues bien: nadie en México 
        ha pensado más en serio que este hombre que parece tan poco serio. 
        Fue el primero en alertar al gobierno para que con el uranio no se repitieran 
        los mismos errores que con el petróleo. Actuó con gran sensatez 
        y acierto cuando fue gobernador por México, del Organismo Internacional 
        de Energía Atómica. Participó en la formulación 
        de la Ley que creaba la comisión Nacional de Energía Nuclear. 
        A él se debe, en México, el esfuerzo principal para transladar 
        los fenómenos gravitorios del fiemamento al laboratorio. Como nadie 
        ha impulsado los estudios de la gravitación en México. Cuando 
        se redactó el Tratado de Tlatelolco, Alfonso García Robles 
        se apoyó continuamente en los conocimientos y opiniones de Graef. Fuete 
        abundante de ideas, y de energía al parecer inagotable, la lista 
        de tareas que ha realizado no indica sólo los cargos que por su 
        vocación le correspondían, sino las responsabilidades que 
        los demás le hemos impuesto por creerlo insustituible. Gogernantes, 
        amigos y discípulos somos beneficiarios de su erudición, 
        su talento y su alegría. En 
        las puertas de la percepción nos cuenta Huxley el efecto que le 
        produjo tomar medio gramo de alcaloide alucinante disuelto en agua. Creía 
        que por unos instantes, por lo menos, visitaría esos mundos estraños, 
        para ellos tan familiares, que nos han descrito Blake o Swedenborg. Esperaba 
        ver, con los ojos cerrados, inverosímiles geometrías de 
        colores, o arquitecturas vertiginosas, torrentes de joyas, paisajes con 
        figuras heróicas, o sentir que se aproximaba a la revelación 
        definitiva y última. Pero no pasó nada de esto. El mundo 
        al que fue transportado no era el de las visiones sorprendentes, sino 
        el que ya existía allí afuera, el que se podía ver 
        con los ojos abiertos. El gran cambio no ocurrió en el mundo sudjetivo, 
        sino en el de los hechos objetivos. Una hora y media después de 
        tomar la cápsula vió lo que debió ver Adán 
        la mañana de su creación; el milagro, minuto, de la pura 
        existencia. "¿Es agradable?" le preguntó alguien. 
        "Ni agradable, ni desagradable". le contestó. "Simplemente 
        es". Algún 
        lunes, cuando Graef nos contó el viaje que había hecho la 
        víspera para conocer un pequeño pueblo, de cuyo nombre no 
        puedo acordarme, en el que todavía sobrevivía una joya arquitectónica 
        del siglo XVI, Nabor Carrillo no pudo contener una sonrisa. "¿Por 
        qué suenan tan festivos algunos hechos cuando los narra Carlos?" 
        me comentó. "Pues porque creo que Carlos logra abrir, para 
        sus amigos, las puertas de la percepción" Nace 
        Graef el 25 de febrero de 1911 (Nabor tenía dos días) en 
        Guanaceví, Durango, donde su padre trabajó un tiempo como 
        ingeniero de minas. El mayor de tres hermanos, le siguen Hermann, un médico 
        muy distinguido y Laura, una mujer muy inteligente. En México estudia 
        en el Colegio Alemán, cuyos maestros lo califican como "ein 
        mathematisches Talent". Pasa 1929 y 1930 en la Escuela Técnica 
        Superior de Darmstadt, Alemania, y entra a la Escuela Nacional de Ingenieros 
        en 1931. Llama la atención de Sotero Prieto, su maestro hasta 1935, 
        año de la muerte de de Sotero. Se relaciona en ésta época 
        con Alfonso Nápoles Gándara, Manuel Sandoval Vallarta, Mariano 
        Hernández y Dirk Struik. Obtiene la beca Guggenheim en 1937 para 
        estudiar en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde se 
        doctora en 1940 con la tesis "Orbitas Periódicas en la Rotación 
        Cósmica Primaria", propuesta por Manuel Sandoval Vallarta. 
        Permanece algún tiempo en la Universidad de Harvard, donde se familiariza 
        con muchos problemas astronómicos y trata a Luis Enrique Erro, 
        quien le pide su colaboración para fundar el Observatorio Astrofísico 
        de Tonantzintla. Casado en 1938 con Alicia Sánchez Castell, ha 
        tenido tres hijos: Alicia, eminente doctora en medicina nuclear; Carolina, 
        destacada abogada y Carlos, imaginativo ingeniero. Sus tareas aumentan 
        vertiginosamente. Sucesivamente es director del Instituto de Física, 
        de la Facultad de Ciencias, gobernador, por México del Organismo 
        Internacional de Energía Atómica, asesor científico 
        de la Comisión Nacional de Energía Nuclear, Jefe de la Sección 
        Mexicana del Grupo de Estudios sobre Desalación de Agua de Mar, 
        que formaron México y Estados Unidos. En fin, en el desarrollo 
        científico de nuestro país ocupa un lugar excepcional. Su 
        presencia ha sido muy importante, a veces decisiva, para la creación 
        de la Facultad de Ciencias, del Instituto de Matemáticas, de la 
        Sociedad Matemática Mexicana, de la Sociedad Mexicana de Física, 
        del Observatorio de Tonantzintla, del Laboratorio Van de Graaff de la 
        Comición Nacional de Energía Nuclear, del Laboratorio de 
        Ultracentrífugas; para la participación activa de México 
        en el Organismo Internacional de Energía Atómica. Nadie 
        más que él ha estado dispuesto siempre a contribuir con 
        su inteligencia y su incalculable energía al progreso de nuestro 
        país. Sólo Luz María Almanza, que las ha pasado a 
        máquina tiene idea del caudal de palabras vertidas en conferencias, 
        artícuos científicos, correspondencia con institutociones 
        extranjeras, informes. Y en medio de esta actividad abrumadora se mantiene 
        viva, desde que era estudiante, su obsesión por la fuerza más 
        obvia, la más presente a todas horas en nuestra vidas. Bénefica 
        y terrible, mantiene cañida a la Tierra la delgada capa de aire 
        que ha hecho posible la vida humana, pero estrella aviones y empuja autos 
        al abismo. Ha suscitado los deportes invernales, el tenis, el futbol, 
        los saltos de caballo, y ha destruído muchos edificios durante 
        los temblores. Da estabilidad a una galaxia, o amenaza con hacerl desaparecer 
        en un agujero negro. A 
        pesar de Newton, Einstein y Birkhoff, el espectáculo de una manzana 
        que cae sigue siendo tan misterioso como para nuestros abuelos de Cromagnon. Creo 
        que es sobre el problema de la gravitación que Graef ha realizado 
        sus trabajos más importantes y sus enseñanzas han influído 
        más en las nuevas generaciones. Por su distinción en este 
        campo la Sociedad Matemática Americana lo invitó al Simposio 
        sobre Orbitas, en 1957, en Nueva York, y se le otorgó el Premio 
        Nacional de Ciencias 1970. He 
        hablado de los frutos que ha producido su asociación con Vallarta, 
        Birkhoff, Carrillo, Erro, Viscaino Murray, García Robles, y de 
        los beneficios que de su inteligencia hemos disfrutado todos sus amigos; 
        pero solamente he insinuado algo que me parece esencial. Lo 
        que yo quiero decir es lo siguiente: que el hombre es un juguete en la 
        mano de dios, y que eso, poder ser juego, es precisamente y en verdad 
        lo mejor en él. Por lo tanto, todo el mundo, hombre o mujer, debería 
        hacer de los más bellos juegos el verdadero contenido de su vida, 
        contrariamente a la opinión que ahora domina. Juego, broma, cultura, 
        afirmamos, es lo más serio para nosotros los hombres. Las 
        anteriores palabras me las hizo notar mi maestro de filosofía y 
        las he recordado muchas veces. Se escribieron hace más de 2000 
        años y son nada menos que de Platón. Aparecen en el libro 
        VII de las Leyes. Según el filósofo, el temple sentimental 
        del alma culta es ese delicado equilibrio de seria travesura, parecido 
        al que requiere la práctica de un deporte. Significa un esfuerzo, 
        pero espontáneo y lujoso, que brota irresistible de las fuentes 
        secretas e irracionales de la vitalidad. La 
        risa es una contribución humana al repertorio expresivo de los 
        seres vivos. Es un elemento del lenguaje que todavía no reglamentan 
        los gramáticos. Hay la risa burlona, la de despecho, la vengativa 
        del que rié al último, la llena de gracia de los niños; 
        laque las mujeres usan con frecuencia como arma irresistible. En 
        cuanto a la risa estrepitosa deCarlos Graef, creo que "en el rodar 
        de sus carcajadas" descubriría Platón el eco de aquellas 
        voces, que en su Academia, hablaban con pasión sobre geometría. Para 
        terminar le pido a Platón que me permita calumniarlo atribuyéndole 
        esta sentencia: El 
        ignorante que confunde la palabra paideia (cultura) con la palabra paidía 
        (jovialidad) a la postre tiene razón; pues las virtudes que esos 
        vocablos designan se mezclan de tal manera en el hombre sabio que llegan 
        a ser indistinguibles. Este adjetivo: sabio, debe usarse con mucha cautela. 
        Significa: hecho de autenticidad y lucidez. Comentarios. "... 
        Graef es una realidad tan compleja, que cualquier descripción lo 
        simplificará excesivamente. Graef no es sólamente un diseño 
        especial de ser humano, o una forma envidiable de inteligencia o ruidosa 
        de la simpatía. Graef es una época... Graef significa un 
        estilo de hacer ciencia, de devoción a la Universidad y a México..." Dr. 
        Alberto Barajas. "Con 
        su muerte pierde México uno de sus grandes maestros, investigadores 
        y organizadores; pero son muchas las semillas que sembró y que 
        continuarán lichando por engrandecer la Universidad y nuestro País, 
        al que tanto quiso". Dr. 
        Fernando Alba. "Decía 
        Galileo que el mundo es un libro abierto; sólo que está 
        escrito en caracteres matemáticos. Para el Dr. Graef era fácil 
        leerlos y, además, cuando los describía se volvían 
        luminosos." Dr. 
        Ariel Tejera. Diálogo 
        entre Alberte Einstein y Carlos Graef: -" 
        Oh, Graef ", dijo Einstein, " el fotón, si bien es un 
        corpúsculo, no es como un guijarro que usted pueda arrojar por 
        la ventana, Hay una gran diferencia entre mis fotones y las partículas 
        de Newton". - " 
        Prof. Einstein", repuse, "el fluido de Birkhoff aunque es un 
        líquido no puede beberse como Coca-Cola. Hay una enorme diferencia 
        entre el fluído perfecto de Birkhoff y un líquido real ". 
        En ese momento descubrí que nuestros puntos de vista eran irreconciliables. Einstein 
        se puso de pie y con un gesto de naturalidad me palmeó los hombros. 
        "Graef", dijo amablemente, " Usted nació rebelde. 
        Le deseo suerte. Hasta luego". Y me dio la mano afectuosamente. |  |  |  |  |