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Una
Conversación con Alberto Barajas el hacedor de sueños.
Yo
no me di cuenta durante muchos años, de que el destino me había
elegido como testigo, desde sus inicios, del desarrollo moderno de las
matemáticas de México. Desaparecidos muchos de mis amigos,
soy el único que ha tenido la experiencia directa del sorprendente
fenómeno. Como usted sabe, la palabra mártir quiere decir
testico. Se llamó así a los primeros cristianos porque daban
testimonio de que un hombre, en efecto, había sufrido muerte cruel
para salvar a los hombres. Soy, pues, el mártir de las matemáticas.
Todo
este desarrollo es de telenovela. Fue el resultado de una serie de circunstancias
impredecibles. Un juego gozoso y terrible del misterioso azar, dicho de
otro modo. Las leyes que regulan a la todopoderosa vitalidad están
tan ocultas, tan fuera del alcance de la razón humana, que no notamos,
en hechos arbitrarios o frívolos, la lógica profunda que
los rige. La vitalidad incontenible de nuestro país ha forzado
la creación de los órganos que necesita para actuar en un
mundo muy complicado. Claramente uno de estos órganos es la ciencia.
La ciencia pura. Y no hay ciencia más pura que las matemáticas.
En un momento dado tenía que desarrollarse inevitablemente. A Graef
y a mi nos tocó la suerte de establecerlas como profesión;
pero creo que instituciones que ve usted como la Facultad de Ciencias,
el Instituto de Matemáticas, el de Astronomía, el de Física,
el de Energía Nuclear, existirían de todos modos. Simplemente
estaría usted platicando con otro matemático.
Carlos
Graef
Mi amistad con Graef
fue casual. Estuvimos a punto de no habernos conocido nunca, y con otra
persona no hubiera decidido hacer la carrera de matemático. Creo
que a él le habría pasado lo mismo. Si el papá de
Graef hubiera sido un poco más rico, o un poco más pobre,
no estariamos platicando usted y yo. Graef era dos años mayor que
yo y en sus estudios iba muy adelante de mi; además de que los
hizo en el Colegio Alemán. En 1929 entró a Ingeniería;
pero a su papá le estaba yendo muy bien y decidió mandarlo
a Alemánia donde estuvo dos años. Se perdió la huelga
del 29, que yo seguía con gran interés. Fascinado y desconcertado.
La crisis económica de esos años erosionó la fortuna
de don Carlos, y ya no pudo sostener a su hijo en el exterior. Graef volvió
a inscribirse en Ingeniería en 1931. Como su situación económica
seguía dificil aceptó trabajar en un laboratorio de laSecretaría
de Comunicaciones, haciendo pruebas de resistencia del concreto. Es en
ese laboratorio donde lo conocí y platiqué ocasionalmente
con él, en 1932. Ya era famoso como matemático y brillante
alumno en la carrera de ingeniero petrolero. A mí me simpatizó
y sorprendió desde que lo conocí hasta que murió
en 1988. Es poco convencional, pensé; pero muy inteligente. No
parecía darle mucha importancia a su apariencia; a sus trajes les
mandaba hacer grandes bolsas para que les cupieran ciertos libros. El
resultado no le habría gustado a Lord Brummel, pero en Graef subravaba
su siempre presente autenticidad. Le recuerdo lo que ya dije de él.
"Dotado de pulmones poderosos, sus órganos de fonación
parecen prolongación directa de sus neuronas. Su facilidad para
presentar ideas claras, con palabras claras, fáciles de escuchar
y de entender lo ha caracterizado como un expositor insuperable.
Sotero
Prieto
Yo
conocí a Prometeo en 1931. En la Escuela Nacional Preparatoria.
Parecía un profesor de geometría analítica y todos
le decían Sotero Prieto.
En
la historia de las matemáticas ocupa una posición singular.
Fue un genio de la enseñanza oral; hasta a los temas más
humildes acostumbrada darles un toque mágico. En la atmósfera
tensa de su clase, los jóvenes practicamos el enérgico deporte
de la precisión mental. Sotero no tuvo contacto con el axígeno
de la investigación internacional. El autodidacto es un infeliz,
confesó alguna vez. Poseedor de un incisivo espíritu de
crítica, tuvo una conciencia muy clara del atraso en que se encontraba
México respecto a la ciencia mundial. Implacable con sus contemporáneos,
tenía en cambio una gran fe en las futuras generaciones y estimulaba
con gran entusiasmo los nuevos brotes de vocaciones metemáticas.
Por su integridad intelectual, su pasión por la enseñanza
y su genio para suscitar entusiasmos, al esfuerzo de Sotero se debe fundamentalmente
es desarrollo de las ciencias exactas.
La
claridad, la sencillez de exposición, el orden; en fin, todas las
cualidades recomendables en un profesor las tenía Sotero en grado
máximo, pero fue mucho más que eso. Su personalidad desborda
las reglas de la buena pedagogía. Fue un espíritu incandescente,
genial y ciego. Generoso y cruel. Poderoso, apasionado, desadaptado. Lo
fulminaron los dioses el 22 de mayo de 1935.
Nápoles
Gándara
Fui
discípulo de Nápoles en 1930, cuando entré a la Preparatoria.
Fue el año en que se dio la primera beca Guggenheim para matemáticos.
Nos enteramos por el periódico de que se le había otorgado
Alfonso Nápoles Gándara. Era muy buen expositor, muy ordenado.
Yo asistí siempre a su clase con mucho gusto. Llegaba a su clase
viendo hacia adelante y no saludaba a nadie. Me ha tocado conocer a esta
fauna tan rica y tan rara de los matemáticos, formamos un bosque
de gentes estrañas, excepto Neumann y yo. Y a veces hasta Neumann
se me hace un poco extraño. Nápoles caminaba muy derecho,
muy rápido y creo que no he conocido a nadie que administrara el
área del pizarrón como él lo hacia. Era agradable
ese orden. Simplemente con asistir a su clase aprendía uno lo que
se necesitaba. Se comparaba muy favorablemente con los profesores de matemáticas
que me habían tocado en secundaria. Cuando fue a Estados Unidos,
Nápoles hizo un esfuerzo heroico que yo no aprecié debidamente
en esa época. Sólo supe que había estado 2 años
fuera y él regresar dio cursos superiores de matemáticas.
Lo que no sabía es que tomó 14 cursos y la moyor parte los
pasó con muy buenas calificaciones y sin dominar el inglés.
A la muerte se Sotero todos convinimos en que Nápoles era el indicado
para continuar su obra.
El
Primer Congreso
Yo
creo que Nápoles empezó a dulcificarse cuando se organizaron
los primeros congresos de matemáticas. Cuando el ingeniero Francisco
José Alvarez le dijo; "Maestro, es sumamente fácil
organizar congresos en los estados. Los gobernadores buscan pretextos
para lucirse. Todo lo que necesitamos es organizarnar una ceremonia inaugural
con el gobernador, que no asistirá ya a ningura reunión
de trabajo; pero en cambio asistirán los muchachos de provincia
que si están deseosos de oír a los profesores de México.
Yo se cómo hacerlo, conozco a los gobernadores, he estado en la
política nacional y le puedo organizar el primer congreso nacional
de matemáticas". Fue así como se organizó en
Saltillo al congreso al que asistimos muchos: Barros, Sierra, Vázquez,
Graef, Valle, Morales, Alvarez, Valdéz, Recillas, Carrillo, Nápoles,
Quijano y yo. El grupo había crecido. Había mujeres como
Manuela Garín y Enriqueta González Baz. Fue un éxito
completo. Una reunión muy divertida. Graef me comentaba:¿qué
haría el viejo Sotero si viera todas las cosas que están
ocurriendo aquí? Pensaría que no tomábamos con la
debida seriedad a la reina de las ciencia y sólo buscábamos
pretextos para organizar fiestas.
Francisco
José Alvarez
El
ingeniero Alvarez también organizó la campaña de
Brito Foucher para restor. Le simpatizaba Brito por su estilo valiente
y el rector lo estimaba mucho. Alvarez le sugirió a Brito: la ciudad
universitaria podría hacerse en el pedregal. Es cierto que son
terrenos ejidales, pero yo conosco bien a los ejidatarios. Puedo platicar
con ellos y convencerlos de que acepten la expropiación porque
se trata de una obra fundamental para nuestro país.
A
muchos les pareció la idea una locura. Un lugar agreste, bueno
para las cabras pero no para levantar ahí una ciudad universitaria.
Cuando veníamos con Brito a visitar el lugar y regresábamos
con los zapatos llenos de lodo, el ingeniero Illescas, director de la
Facultad de Química me decía: ¿usted cree que se
va hacer la ciudad universitaria algún día? A los mexicanos
nos gusta nada más soñar y hablar, pero no realizar.- Pues
esta sí se va hacer - ¿Por qué está usted
tan seguro? ¡Porque la voy a hacer yo! Por supuesto que no sólo
yo, sino mi generación. Estamos absolutamente convencidos de que
México ya necesita una universidad adecuada. México está
creciendo a gran velocidad, y la universidad antigua ya le queda muy chica.
Tenemos que hacer otra. O la hacemos nosotros o la generación que
viene inmediatamente. Había muchos escépticos, muchas objeciones;
hasta cuando ya se estaba haciendo la ciudad universitaria el aquitecto
Del Moral me decía: estamos haciendo un elefante blanco ¿cómo
vamos a llenar esto? ¿crees que va a funcionar? No es un elefante
blanco, le dije, es un elefantito. Los mexicanos estamos creciendo como
selva. Todo nos queda chico en poco tiempo. Cuando tengas una institución
muy buena, todo mundo va a querer inscribirse, no podrá satirfacerce
la demanda.
La
Facultad de Ciencias
Los
planes de ciudad universitaria se iniciaron con Zubirán. Yo era
director de Ciencias, que tenía pocos alumnos y tuve que hacer
muchas maniobras para que me dieran un espacio grande y dinero suficiente.
Tuve éxito. Zubirán repartío los distintos proyectos
entre grupos de arquitectos, y mi me tocó un antiguo amigo de secundaria,
Raúl Cacho.
Le
dije: tenemos mucha suerte, porque nos tocó un proyecto muy interesante.
Te propongo planear una facultad de ciencia como la hubiéramos
querido cuando éramos estudiantes.
-
Oye, pero no vamos a tener suficiente presupuesto.
-
Si empezamos pensando en que no tenemos dinero, sólo podremos planear
una cabaña miserable. Te invito a suponer que tenemos todo el dinero
del mundo. ¿Cómo planearías la Facultad? Vamos a
poner primero nuestras metas muy altas, y bajaremos poco a poco la mira
si no hay recursos suficientes.
Cuando
renunció Zubirán todo el mundo pensó que se había
acabado el proyecto de la ciudad universitaria. Esta ciudad se va a tener
que construir fatalmente de dije a Raúl. Te propongo que sigamos
trabajando en el proyecto como si Zubirán continuara en la rectoría.
Va a llegar un día en que se reinicie la obra y en ese momento
estaremos listos. No siempre he sido buen profeta, pero algunas veces
si he tenido cierto instinto para ver el futuro con toda claridad. Creo
que todo el tiempo he estado muy consciente del crecimiento del país.
Me sentía parte de un grupo que tenía una gran pujanza y
ambición de hacer cosas importantes. A pesar de la amplitud con
que se planeó, antes de muchos años, la facultad fue insuficiente
para satisfacer la demanda.
¿Se
acuerda de cómo nació la Sociedad Matemática Mexicana?
Ya
le hablé del congreso de Saltillo en 1942. Nápoles se dio
cuenta de que en efecto, organizar un congreso no era dificil y se volvió
drogadicto de los congresos. Ya Nápoles los organizó por
si mismo pero la idea fundamental y la manera de hacerlo, el know-how
fue de Francisco José Alvarez. En ese congreso se decidió
fundar la SMM, que nació en 1943 con Nápoles Gándaa
como primer presidente.
¿Sotero
conoció Birkhoff y a Lefschetz?
No,
porque Sotero murió en 35 y Birkhoff vino en 42 por primera vez
a México. Pero sí conoció a Struik, que vino en 1934
a das unas conferencias sobre cálculo tensorial. Struik había
sido profesor de Nápoles en el M.I.T. y sentía gran afecto
por él. Nápoles se distinguió en los cursos se Struik
y le presentó algunos resultados originales.
Yo
creo que Sotero, que no había tenido contacto con matemáticos
extranjeros, tenía una idea errónea de cómo eran.
Al conocerlos debió haber pensado que él tenía capacidad
suficiente para haber llegado a ser conocido internacionalmente. Tenía
suficiente fuerza, creatividad, espíritu crítico y la dosis
de dureza necesaria para ser un distinguido matemático, porque
los matemáticos deben ser algo duros, ¿no cree usted? No
deben ser demasiado buenas gentes. Parece que ésta no es una virtud
matemática.
¿Cómo
ve las matemáticas en México en nuestros días?
Imagínese
cómo las veo al compararlas con lo que había en 1930. Los
que entramos ese año a la universidad, y teníamos vocación
matemática, nos encontramos con un muro que nos rodeaba por todas
partes. Era yo un adolescente desesperado. Me sentía forzado a
falsificarme; a llevar una vida que no era la que deseaba. Iba a ser ingeniero
civil, lo más próximo a mis inclinaciones.
¿El
amor por las matemáticas lo adquirió desde la preparatoria?
Desde
niño las matemáticas eran claramente lo que más me
interesaba; les debo buenas calificaciones y premios, pero no tenía
un proyecto de vida definido. En la preparatoria tuve que decidirme por
una profesión: abogado, médico, arquitecto, ingeniero. Ninguna
me satisfacía totalmente. El ejemplo de Nápoles me hizo
consciente de que sólo en el extranjero había centros que
formaban matemáticos. Por eso cuando pocos años después
Graef y yo vimos la posibilidad de ser matemáticos profecionales
en México, decidimos dejar los estudios de Ingeniería y
organizar con Sotero y Nápoles la carrera formal de matemático.
El
suicidio de Sotero fue una experiencia amarga y una lección; quizás
la más importante que me dio: el eje de la existencia no puede
apoyarse sólo en la ciencia, en el intelecto. Si no hay un sostén
emotivo, sentimental, poderoso, al animal humano se le derrama la melancolía
y ya no quiere vivir.
¿Ser
matemático es como se imaginaba?
No.
Las matemáticas son más profundas, más importantes
culturalmente, existencialmente, de lo que creía de muchacho; pero
no todos los matemáticos participan de esa preciosidad. He conocido
algunos muy poco simpáticos, celosos, envidiosos. Acostumbrado
al ambiente tan agradable, de amigos, sin competencia feroz, me sorprendió,
muy desagradablemente, el comportamiento de algunos matemáticos
extranjeros. Hasta amigos a los que yo admiraba y quería, extraordinarios
matemáticos, hablaban unos de otros en forma descortés,
para usar un eufemismo. "Usted me echó a perder a México.
Me lo encuentro en todas partes", le dijo Wiener a Lefschetz en la
calle de Madero. "Pues hasta nunca" contestó Lefschetz
y le envío un beso. Wiener es un gran analista me decía
Lefschetz, pero es un niño-elefante. Birkhoff y Lefschetz también
se admiraban y se aplicaban hirientes calificativos.
¿Qué
es lo que más le gusta de las matemáticas?
Los
métodos generales. Siempre me han producido una fascinación
que no envejece. Hasta cuando me interesa un problema particular instintivamente
lo veo como la punta del iceberg. Un todo que se me oculta y me reta.
Mi envidia apunta a los inventores de la geometría analítica,
del cálculo, de los principios matemáticos de filosofía
natural, del cálculo de cariaciones, de la variable compleja, de
la topología y por supuesto el inventor de las matemáticas,
Pitágoras. Si usted cree que no las inventó él, no
lo voy a discutir ahora.
¿Cree
usted que hay una relación entre el gusto por las matemáticas
y el gusto por las artes?
Creo
que hay una relación muy cercana entre el gusto por las matemáticas
y el gusto por las mujeres. Alguna vez di esta definición de matemático;
es un hombre que en la corteza cerebral tiene muy cercanos sl cerebro
de la intuición geométrica y el de la lujuria. Cuando he
platicado con mis amigos, con Graef muchas veces, sobre el placer que
nos produce las matemáticas, hemos convenido en que las obsesiones
de las matemáticas son muy parecidas a las de los enamorados. Hasta
en la impresión que dan de ausentes del mundo, de sonámbulos,
de bobos sonrientes. Se trata de fenómenos obsesivos del mismo
tipo, isomorfos. La atención se concentra en un solo objetivo que
borra a todos los demás. El rostro amado que vemos incensantemente
o el teorema que nos inquieta a todas horas. Cuando le preguntaron a Newton
cómo había descubierto la ley de la gravitación.
Contestó: "pensando en ella de día y de noche".
Esclavitud que todos hemos conocido, por una mujer. El rectángulo
de oro y unas piernas bonitas producen sensaciones isomorfas. Sí,
la intensidad es distinta. Las matemáticas no sólo son bellas
sino misteriosas como las mujeres. Son una promesa perpetua, que aveces,
si los dioses son propocios, se cumple. Cada mujer es única. Deliberadamente
aceptan que la moda les dé un aspecto parecido para que el hombre
las descubra tras el disfraz de las cejas iguales. Son perpetua expectación.
Los bosques, los crepúsculos, los pájaros, son muy bonitos
pero no tienen el suspense de la promesa. Las matemáticas
tienen este rasgo femenino. Yo sé lo que sienten los hombres; pero
nunca he sabido lo que sienten las mujeres matemáticas.
¿Cómo
ve el futuro de las matemáticas en México?
Muy
bien. Lo que no significa que me gusta todo lo que pasa. Me gusta la vitalidad
del grupo, su creatividad, su entusiasmo; pero no me gusta la organización
administrativa. Con muy buena voluntad la aceptaría como un mal
necesario, pero nunca como el instrumento ideal para estimular la investigación
matemática. La Santa Inquisición formada por tantos órganos
dictaminadores no sólo produce irritaciones y pérdida de
tiempo innecesarias, mal menor, sino que fuerza a los investigadores a
buscar aquellos temas que produzcan resultados publicables a corto plazo.
La competencia es ingrediente fundamental de nuestra actividad; que un
muchacho de talento esté orgulloso de él y quiera mostrarlo
me parece muy bien; lo que me parece muy mal es que se conviertan las
matemáticas en otra destreza, como muchas, admirables, que domina
el ser humano: jugar ajedrez, saltar 2.46. lanzarse en paracaídas.
No, las matemáticas son mucho más que una acrobacia intelectual.
Son la creación humana por antonomasia. La única prueba
de que el hombre tiene cierto derecho a llamarse racional. En muchas actividades,
lo vemos a diario, parece un ser loco, irracional, motivado por instintos
crueles. Las matemáticas tienen un valor cultural, existencial,
excepcional. Si este valor se pierde de vista y se les reduce sólo
a una acrobacia intelectual, van a perder su magia.
Me
decían de muchacho que al envejecer la tención se orienta
al pasado y el pensamiento se va reduciendo al recuerdo y la nostalgia.
Esto no le pasa al matemático. Las matemáticas son la ciencia
de la expectación. La atención sigue orientada al futuro,
tensa, en espera de una promesa que se cumplirá... mañana.
Noviembre
de 1996 |
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