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A 100 años
de su nacimiento
Por: Santiago Ramírez
Dentro de dies días
el catorece de octubre de 1997, Alfonso Nápoles Gándara habrá
cumplido 100 años.
Nápoles nació
en Cuernavaca cuando todavía no había carretera y había
que transportarse en tren, cuando todavía era presidente de México
Don Porfirio Díaz.
Nápoles Gándara
ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria - cuando la preparatoria
incluía la secundaria - en 1910, a los trece años, y asistió
a sus cursos en medio de la tormenta revolucionaria. De hecho, su hermano
mayor, Francisco, murió en un asalto zapatista al tren de Cuernavaca.
Terminó la preparatoria en 1915 e ingresó en 1916, a la Escuela
Nacional de Ingenieros.
A partir de 1923, sin
haberse recibido, Don Alfonso toma cursos en la Escuela de Altos Estudios,
entre sus maestros se encontraban Antonio Caso con quién cursó
Filosofía, Ezequiel Chávez con quién cursó Psicología
de la Adolescencia y Filosofía de la Educación, Moisés
Sáez con quien cursó Organización de Escuelas y sobre
todo Don Sotero Prieto.
Sotero Prieto, 13 años
mayor que Nápoles, era profesor de la Escuela Nacional de Ingenieros
y propuso a Nápoles como su sustituto en 1921, Ya para entonces, Nápoles
había sido bibliotecario, profesor de geografía, profesor en
la Escuela Militar de Aviación y profesor en la Preparatoria. Tanto
en la preparatoria como en la Esciela de Ingenieros, Nápoles impartió
clases hasta 1946. También hasta 1946, fue Jefe General de las Clases
de Matemáticas de las Ecuelas Secundarias.
En 1930 fue profesor,
esta vez por invitación de Antonio Caso, en la Ecuela de Altos Estudios
que, en 1932, se transformó en la Facultad de Filosofía y Letras
y en donde se organizó una Sección de Ciencias que otorgaba
los grados maestría y doctorado en la que participaba Sotero Prieto.
entre los alumnos que Nápoles recordaba de aquellos tiempos, estaban
Alberto Barajas y Carlos Graef.
Hasta 1939. Nápoles
participó también en la fundación de la Escuela Normal
Superior y fue profesor de la ESIME.
En 1939 obtiene una maestría,
otorgada por la Secretaría de Educación, en Ciencias Físicas
y Matemáticas y, posteriormente un doctorado en matemáticas
conferido por la UNAM, doctorado que, él decía, no quería
que le dieran. Sin embargo, el hecho que marcó de manera indeleble
al destino de Nápoles Gándara, además de la influencia
de Sotero Prieto, fue la legendaria y casi mítica beca Guggenheim que
le permitió estudiar en el MIT. Dicha beca le fue concedida en 1930
y Nápoles escribe en su curriculum, en tercera persona:
"De septiembre
de 1930 a enero de 1932, en Massachusets Institute of Technology, como becario
de la J. S. Guggenheim Foundation, asistió y acreditó por examen
catorce cursos semestrales de Matemáticas superiores de categoría
A (para graduados) no tratados en México antes de 1932 habiendo obtenido
en once de ellos la calificación H (pasado con honor).
Entre ellos: Geometría
Diferencial, Cálculo Tensorial (Cálculo Diferencial Adsoluto),
Geometría Riemanniana, Ecuaciones Diferenciales (curso superior), Series
de Fourier, Cálculo de las Variaciones, Teoría de la probabilidad,
Funciones de Variable Real, Geometría Algebraica y proyectiva.
Cursó además,
Funciones de Variable Compleja y Métodos de la Enseñanza de
las Matemáticas en Harvard University".
Además en esta
mención en su curriculem, Nápoles comenta, en el informe General
del Instituto desde 1942 hasta 1962, lo siguinete:
"El hecho no parece
tener importancia, pero la realidad es que causó impacto en el medio
científico de México por varias circunstancias: por lo rarísimo
en el México de entonces (1930) de conceder y recibir becas y, ¡cosa
insólita en México!, por haberse concedido la beca para el estudio
en Matemáticas, habiendo como había buen número de candidatos
en humanidades y otras especialidades. el hecho llamó la atención,
además, porque se trataba de las dos primeras becas que se otorgaba
la Fundación Guggenheim a latinoamericanos no residentes en los EU".
Cuando Nápoles
regresa a la Escuela de Altos Estudios, recién transformada en Facultad
de Filosofía y Letras, da dos cursos, Geometría Diferencial
y Cálculo Avanzado. Según relatos Nápoles, no se dieron
más porque "no había dinero". No se despertaba el
gusto por las matemáticas superiores, oficialmente no se habían
descubierto..."
En la Facultad de Filosofía,
Sotero Prieto impartía el curso de Historia de las Matemáticas
y pronto se les unió un joven ingeniero que volvía de los Estados
Unidos, de nombre Baños que, con Don Sotero, empezó a impartir
cursos de física.
Fue entonces, en 1934,
que se unieron la Escuela de Ingenieros, la Escuela de Ciencias Químicas
y el pequeño grupo de físicos y matemáticos de la Facultad
de Filosofía y Letra para dar lugar a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas.
Es en esta misma época, por cierto, que Sotero Prieto muere.
Peripecias más,
peripecias menos, aquella Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas
desapareció y lo que quedó de ella su unió con la Facultad
de Ciencias Biológicas para fundar, en 1939, la actual Facultad de
Ciencias encabezada por Ricardo Monges López, geólogo, con quien
Nápoles, al parecer tuvo muchos conflictos. Ello no fue obstáculo
para que Nápols fuera, por lo menos en dos ocasiones, director interino
de la Facultad y que tuviese a su cargo el incipiente Departamento de Matemáticas.
Sin embargo, el destino de Nápoles no era el de permanecer ligado a
la Facultad de Ciencias.
Con Sotero Prieto y en
el seno de la Sociedad Antonio Alzate, Nápoles Gándara había
organizado un seminario para alumnos distinguidos. Nápoles describe
al grupo como aquel en "donde se inició en México un primer
paso serio en la investigación cientifica en las ciencias exactas"
y en el citado informe escribe:
"Fue una válvula
de escape para algunos profesores y alumnos distinguidos en las ciencias exactas.
Como un oasis en la aridez del ambiente. Ahí se lograron presentar
algunos trabajos de investigación original en física y matemáticas,
y desarrollar varios temas de estudio superior en ambas disciplinas. Empezaba
una era nueva, prometedora para la física y la matemática".
Posteriormente en 1934,
se logra en palabras de Nápoles "la primera visita a México
de un matemático extranjero distinguido, realizada en 1934 por el doctor
Dirk J. Struik del Tecnológico de Massachusetts, a iniciativa del suscrito
y como una invitación de la Secretaría de Educación Pública,
para sustentar conferencias sobre cálculo tensorial y teoría
moderna de la probabilidad en los seminarios matemáticos de la Academia
de Ciencias Antonio Alzate".
De esta manera, con los
antecedentes de la Antonio Alzate, la visita de Struik, la fundación
de la Facultad, los conflictos entre Monges López y Nápoles,
se funda, en 1942, el Instituto de Matemáticas. En torno a trabajos
de investigación, el Instituto se organiza en tres ramas generales;
matemática pura (encomendada a Barajas y a Vázquez), lógica
y fundamentos (encomendada a Francisco Zubieta) y matemáticas aplicadas
(encomendada a Carlos Graef).
Para 1961, el Instituto
ya contaba con 15 investigadores, la mayoría de ellos formados en el
extranjero: Adem, Lluis, Recillas, Torres, Vásquez, Cárdenas,
Morales, Valle, Gonzálo Zubieta, Francisco Zubieta, Guadalupe Lomelí,
Silvia de Neymet, Marcos y Remigio Valdés. En cuanto a las invitaciones
a profesores estranjeros, las más notables fueron la que hizo, primero,
a George Birkhoff y, tiempo después a Solomon Lefschetz.
La actividad consiste
en "organizar asambleas nacionales de matemáticas" ocupó
buena parte de los esfuerzos, aparentemente incansables de Nápoles
y, en 1942 se organiza el Primer Congreso Nacional de Matemáticas en
Saltillo. En esa misma reunión se le designa para presindir una comisión
organizadora de la Sociedad Matemática Mexicana, misma que se funda
en 1943. Resulta electo presidente, cargo en el que habría de durar
ininterrupidamente desde 1943 hasta 1955 y luego de 1957 1961. A partir de
1961, es nombrado Presidente Honorario Vitalicio. En 1965, Nápoles
es nombrado investigador emérito y deja la dirección del Instituto.
Nápoles publicó
poco, tuvo pocos discípulos, su vida tiene un gusto anticlimático,
no hay grandes gestas, no hay grandes actos de heroísmo. Se trata de
un trabajo ingrato: organizar, conseguir dinero, convencer a las autoridades
de entonces de que las matemáticas existían. En cierto modo
la vida, la larga vida de Nápoles, tiene un gusto de tristeza, de soledad,
de una convicción interior a prueba de cuanto obstáculo burocrático
pudiera alzarse, una convicción interior de que algún día,
estaríamos aquí como hoy estamos.
Podemos asegurar, sin
la menor duda, que el destino de las matemáticas mexicanas estuvo en
manos de Don Alfonso Nápoles Gándara durante, al menos, 30 años,
desde 1935 hasta 1965. Y como Carlos Prieto señalo an su semblanza
de Nápoles.
"Nápoles
es responsable de la existencia de tres importantes instituciones académicas:
la Facultad de Ciencias, el Instituto de matemáticas y la Sociedad
Matemática Mexicana. Y lo que es importante, de la docencia y la investigación
en matemáticas, que ahora ya son capaces de subsistir, sin interrupciones
y sin desviaciones."
Y tampoco podemos negar
que lo que ha sido posible, por lo que las matemáticas dejaron de ser
diletancia u ocupación de gabinete, si las matemáticas en México
adquirieron el carácter institucional que ahora tienen, fue gracias
al trabajo inagotable, a las gestiones interminables que, sinceramente, sólo
Nápoles Gándara podía haber sido capaz de hacer. Otros
fueron capaces de formar matemáticos, de publicar teorías y
teoremas originales, de difundir las matemáticas. Sin embargo, ninguna
de allas habría sido posible sin esa labor, que hoy tiene poco reconocimiento,
de ir armando, piedra a piedra, la morada en que hoy habitamos. |
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