Una pionera de la
Matemática en México.
P. Saavedra y M. Neumann.
Manuela Garín es
una de las pioneras de la matemática mexicana. Maestra en el sentido
más amplio de la palabra, fue nombrada en 1989 Profesora Emérita
de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Desempeñó un
papel importante en la creación de la Escuala de Matemáticas
de la Universidad de Yucatán y la de Altos Estudios en la Universidad
de Sonora. Participó en varias ocasiones en la junta Directiva de la
SMM y fue responsable de organizar los congresos de 1966 y1968.
Manuela es una mujer pequeña,
delgada, con ojos muy vivos y sonrisa a flor de labios. Es una mujer cálida,
abierta, de opiniones claras que revelan la fuerza de su carácter.
Cuéntanos
de cuando eras niña.
Mis padres eran españoles.
Mi mamá era ama de casa de principos de siglo, leía muchisimo
pero ha de haber llegado llegado cuando mucho a tercero de primaria. Mi papá
era ingeniero de minas y fue contratado por una compañia americana
para explotar las minas que se encuentran en la parte más occidental
de la isla de Cuba. Las minas estaban en medio de la nada, sin escuela en
los alrededores, por lo que mis padres fueron mis maestros hasta quinto año
de primaria. Luego mis padres se mudaron a pinar del Río para que pudiéramos
terminar la primaria y continuar nuestros estudios de secundaria. En 1932,
la dictadura de Machado estaba en su apogeo, la violencia y la represión
reinaban por todos lados. Nos metíamos a protestar, pero Machado nos
respondía matando gente. En esa época se prohibió la
pesca del tiburón porque ahí aparecían objetos personales
de los desaparecidos. Las secundarias y la Universidad fueon cerradas por
los disturbios estudiantiles y mi papá decidió que era mejor
que nos marcháramos de Cuba. El nos dío a escoger entre irnos
a España o México. Escogimos México pensando que así
estaríamos más cerca de Cuba y nos sería más fácil
volver cuando cayera Machado. Pero nun volvimos, yo no sabía que la
vida me tenía deparado otro destino.
¿Y
cómo fueron tus primeros años en México?
Cuando
llegamos a México tive que revalidar los doss primeros años
para ingresar a la Escuela nacional preparatoria. Me inscribí en una
escuela de monjas bastante liberales, el Motolinía. Ahí me prepararon
y pronto acredité todos los cursos. Pero cuando fui a inscribirme a
la prepa me dijeron: "le faltan dos años de orfeón (canto)
y deportes", y no me dejaron inscribirme. Mis padres conocían
al embajador de Cuba en México y le pidieron ayuda. El consiguió,
por su amistad con el Secretario de Educación Pública, que éste
diera la orden de que me pusieran aprobado en todas las materias que me faltaran.
Siempre me quedé con la curiosidad de que tal si me hubieran faltado
también matemáticas, física y química. ¡Me
hubieran dado el gado sin saber nada!
¿Por
qué estudiaste matemáticas?
Porque
se me hacían muy fáciles. De niña mi papá me enseño
3 cosas: leer, escribir y matemáticas, e hizo que las disfrutara mucho.
Mi mamá quería que estudiara ciencias químicas, decía
que la ingeniería no era carrera para mujeres. Me prometió que
me pondría una farmacia, pero solamente de imaginarme detrás
de un mostrador se me quitaba todo el entusiamso. Estudié la preparatoria
en ciencias qímicas, donde sí habia una mayoría inmensa
de mujeres. Graef y Nápoles Gándara fueron mis maestros de matemáticas.
Con tales profesores se definió más mi vocación. Graef
era un hombre simpático, muy buen maestro y un hombre de gran calidad
humana. Sus risas en el primer patio se oían hasta el tercer patio
de la preparatoria. A Barajas lo conocí también en la prepa,
aunque no fue mi profesor. Siempre estaba en lo alto de la escalera cuando
salíamos de clase. Todas cuchicheábamos al verlo ahí.
Yo creo que le gustaba una de mis compañeras.
¿Cómo
era la carrera de matemáticas en esos años?
La escuela
de Ciencias era hija adoptiva de la Facultad de Ingeniería. Teníamos
clase en un rinconcito que había a un lado de la escalera. Estaba el
pizarrón, el lugar del maestro y 4 asientos. No cabía más.
No había un plan de estudios muy definido y cada quien llevaba las
materias que quería. yo entré a la carrera en 1937 junto con
Enriqueta Gonzáles Baz, Félix Recillas y un ingeniero metalúrgico
apellidado Gal. Fuimos realmente la primera generación que siguió
un plan de estudios estructurado y seriado. Félix se distinguía
por su inteligencia pero tuvo que abandonar la carrera antes de terminar el
primer año, por razones económicas. Entró a trabajar
a Recursos Higráulicos. De esa generación las únicas
que egresamos fuimos Enriqueta y yo. Pero tuvimos que pedirle a Gal que se
inscribiera a muchas materias aunque no sistiera para que nos abrieran el
grupo ya que se necesitaban tres alumnos para ello. Guido Munsh, Francisco
Zubieta, Enrique Valle Flores eran algunos de los estudiantes que estaban
antes que nosotras y nos hacían mucha burla por ser tan cumplidas y
ordenadas.
Enriqueta
y yo no llevábamos amistad porque ella era una mujer muy conservadora
mientra que yo era más liberal. México en los años treinta
no conocia lo que era la represión política por lo que las jóvenes
de mi edad no estaban politizadas. En cambio a mí el hecho de haber
dejado Cuba por el clima político, me marcó para siempre. Participé
desde joven en todos los movimientos estudiantiles, en apoyo a la guerra civil
española, a la expropiación petrolera y otros. Enriqueta era
profesora de normal cuando entró a la carrera y cuando se recibió
de matemática se fue a Estados Unidos a hacer una maestría.
Fuimos
abriendo brecha con el machete en la mano. Algunos cursos se daban por primera
vez y en una ocasión el ingeniero Marianito Hernández nos dijo:
"Me pidieron que les diera cálculo de probabilidades. Y lo voy
a estudiar junto con ustedes porque no lo se". ¡Y nos dio un curso
presioso! Barajas nos dio Algebra Moderna usando unas notas de Birkhoff y
otras materias las llevamos por medio de seminarios.
Hay muchas
anécdotas de esos años. Graef era nuestro profesor de geometría,
y en eso se ganó la beca (la Guggenheim), que era una sola para todos
los estudiantes de México. Así que Graef nis hizo examen final
a mitad del año, y se fue a EU. Al año siguiente Luchita Almanza
(la de la ventanilla de Ciencias) le escribió pidiéndole las
calificaciones. El ya no se acordaba ni de las notas no de los nombres de
sus alumnos, así que les puso 10 a todos, incluyendo a Luchita.
El director
de Harvard opinaba que las razas tenían distintas cualidades y que
los indígenas no eran buenos para las ciencia. Le dijo a Graef "si
usted me presenta un indio inteligente yo le pago la carrera". Graef
nos escribió "encuéntrenme a Recillas y mándenmelo".
Y Recillas regresó con el doctorado.
Terminando
las materias de la carrera me casé con Raúl Alvarez, que había
sido compañero mío en el primer año de la carrera de
física y luego se cambio a ingenería, y nos fuimos al norte.
Durante mucho tiempo quise hacer la tesis, pero cada vez que venía
al D.F. había un criterio distinto (hasta me dijeron que las tesis
tenía que ser trabajo original).Birkhoff me dio algunos problemas para
que trabajara con ellos y pudiera recibirme, pero no fue sino hasta años
después que me titulé con el M. en C. Remigio Valdéz
con una tesis sobre probabilidad.
Platícanos
de tu carrera como profesora.
Mis primeras
clases las dí en la prepa. Después mi esposo y yo trabajamos
en el Tecnológico de Monterrey durante 4 ó 5 años. En
1951 comencé dar clases en la Facultad de Ingeniería y en el
52 en la Facultad de Ciencias. Impartí cálculo, geometría
analítica y álgebra moderna entre otras materias. Eugenio Filloy,
Juan José Rivaud y paloma Zapata fueron mis alumnos. Yo realmente me
dediqué a la docencia. Siempre disfruté dar clases y siempre
he estado en contra de que los investigadores no den clases. Me parece egoísta
saber algo y no compartirlo con otros.
En la
Facultad de Ingeniería no querían a los matemáticos como
profesores porque eran muy teóricos. Yo nunca tuve problema y mis colegas
siempre me animaban a que continuara dando clases ahí. Es bueno que
haya matemáticos en la Facultad de Ingeniería, me decian. Dejé
de dar clase cuando se jubiló mi marido, hace 4 años. Los últimos
años daba asesorías de una hora y media que eran de tres horas,
hasta que me iban a rescatar porque los alumnos no me dejaban ir. En 1989
me hicieron Profesora Emérita. Me halagó mucho pues e necesitaban
los firmas de 80% de los profesores de la Facultad para considerar la propuesta.
Y después muchos colegas me dijeron que no se habían esterado
a tiempo, pero que la hubieran firmado con mucho gusto.
Látima
que no todo mundo tenga una carrera universitaría, porque te da otra
forma de pensar. No se trata de que la gente sólo absorba información,
sino que sepa ver las cosas y analizarlas. Y para eso las matemáticas
son esenciales, es lo fundamental para entrenarte en procesos lógicos.
¡Qué bueno que todo el mundo fuera matemático...!
¿Hiciste
investigación?
Trabajé
como matemática en el Instituto de Geofísica, a donde me invitó
el ingeniero Ricardo Monges López, su fundador y primer director. Monges
López fue un promotor del desarrollo de la Facultad de Ciencias y de
la investigación en México. El gestionó con Avila Camacho
la creación del Instituto Nacional de la Investigación Científica,
que luego se convirtió en CONACyT. El propósito del INIC era
apoyar económicamente a los investigadores porque la Universidad no
podía pagar.
Mis primeros
trabajos en Geofísica los hice con Anselmo Chargoy, sobre modelos matemáticos
del geomagnetismo. En esa época no había las computadoras que
hay ahora, así que los modelos eran muy importantes.
Al estudiar
el modelo de octipolos utilicé matrices tridimensionales y cuando envié
al artículo a una revista un consejero editorial -renombrado geofísico-
lo rechazó anotando con rojo junto a las matrices "¡ ojo:
esto es imposible !" (Finalmente el articulo fue publicado).
¿Y
qué recuerdos tienes de la SMM?
La sociedad
se fundó cuando yo estaba en Ensenada, y los primeros congresos a los
que asistí fueron los de Guadalajara y Monterrey. Eran congresos bonitos,
familiares, todos nos conocíamos. Participé en varias Juntas
Directivas y me encargué de organizar los congresos de 1966 en Hermosillo
y 1969 en Guadalajara. En esos congresos se contaban muchas anécdotas
¡Graef y Nabor eran tremendos! Nabor tenía el pelo muy negro
y muy parado. Contaba que una vez fue a Paris y un amigo le encargo un bisoñé.
Cuando fue a verlos le parecieron muy caros, así que preguntó
si tenían otros más baratos y el dependiente de dijo: "tenemos
de todos los precios, pero eso sí, cualquiera que usted escoja es mejor
que el que trae puesto".
También
estuve en Mérida dando unos cursos que organizó la Sociedad
para preparar a los profesores de ingeniería de la Universidad de Yucatán,
para que abrieran su licenciatura en matemáticas.
Me invitaron
a organizar la Escuela de Altos Estudios de la Universdad de Sonora, donde
se ofrecían los programas de físico-matemáticas y letras,
y yo le dije al director: "pero yo de letra no sé nada...."
"No se preocupe", me dijo, "el Secretario Académico
de la Universidad se encarga, para eso tiene dos títulos en letras".
Durante varios años di clases en sonora y entre mis alumnos estuvo
Valencia Arvizu, quien después llegó a ser rectora de la Universidad.
¿Nunca
te sentiste discriminada por ser mujer?
No, jamás,
Mis profesores siempre me apoyaron. Además cuando yo estudié
había varias mujeres porque se consideraba a las matemáticas
como parte de las humanidades, como historia y filosofía. La primera
egresada en la Facultad fue Ana María Flores, pero con el títutlo
de maestra de matemáticas para la enseñanza media. Fue la única
alumna que estudió esa carrera, porque después se fundó
la Normal Superior. En la Facultad de Ingeniería si éramos muy
poquitas. Todas teníamos apodo, pero no tuvimos faltas de respeto.
Yo creo que depende mucho de una. Cuando he creído que tengo razón
en algo no me he dejado ni de hombres, ni de mujeres, ni de jefes ni de subalternos.
En cuanto
a la posición de algunas feministas de exigir un porcentaje de puestos
para las mujeres, no estoy de acuerdo. Cualquier elección debe ser
por méritos personales, sin importar si uno es hombre o mujer. Eso
sí, en los años 40 ya pensaba: si sólo tengo dinero para
darle una carrera a uno de mis hijos, se la doy a mi hija. Porque el hombre
puede ganarse la vida como sea, llega en la noche a su casa, se baña
y ya. A nosotras sí nos preguntan cómo te ganas la vida. No
lo siento como discriminación sino como perversidad.
¿Y
tu familia?
Mi hija
empezó a estudiar matemáticas, pero luego hubo un concurso en
Bellas Artes y llegó muy contento diciendo que dejaría la carrera
para dedicarse al ballet.
Mi hijo
estudió matemáticas en el Polotécnico. En el 68 él
estaba en Oaxtepec (como ayudante de unos cursos organizados por la SMM) cuando
estalló el movimiento estudiantil. Fue nombrado representante de la
ESFM en el Consejo Nacional de Huelga y participó activamente en la
dirección del movimiento hasta el 2 de octubre, cunado fue detenido
en la Plaza de las Tres Culturas, Saliendo de la cárcel estudío
una maestría en probabilidad y estadística.
¡Y
Raúl es tan mal esposo que lo he aguantado 60 años! A veces
él me dice: " es que tú pudiste haber hecho esto y esto
otro". Si ya no pude hacer más, como un doctorado, fue más
que nada porque me amarré al compromiso de mi casa, de mis hijos. Tengo
la satisfacción de que las cosas que necesité hacer las hice
y de que nunca me presenté enfrente de un grupo sin estar preparada.
El gusto que me dio la vida fue haber participado en la creación de
la escuela en Sonora. Siempre he creído que el que quiere a su país
ayuda formando gente valiosa.
Al
terminar la entrevista, nos quedamos viendo a Manuela, llenos de orgullo.
Nos dijimos: con esos modelos a seguir, llenos de entrega y lucha, no podemos
errarle.
Febrero del 1997 |